El Chevrolet Corvette es historia viva del mundo del motor. El deportivo americano es un icono que lleva más de siete décadas en el mercado, manteniendo casi intacta su filosofía. El coupé biplaza siempre ha ido ligado a un motor V8 en posición delantera y a la propulsión, un esquema clásico y efectivo. Ahora nos hemos topado con el más peculiar de todos y también el que ha conseguido el mayor valor de mercado registrado para este modelo. Se trata del Chevrolet Corvette SS XP-64 que nació en 1957 con un claro enfoque en la competición.
El Corvette vio la luz por primera vez en 1953 y desde el principio se ganó la admiración del público. Entre ellos de un ingeniero belga llamado Zachary «Zora» Arkus-Duntov, que se ofreció a la compañía para el desarrollo de su recién nacido. El destino y su pasado en competición le hicieron embarcarse en un apasionado proyecto que tenía como finalidad crear una versión más radical del modelo. Ante la primera caída de las ventas, en 1955 se pusieron manos a la obra para mejorar las prestaciones del Corvette. La competición les sirvió de laboratorio y debutó en las 12 Horas de Sebring de 1956.
Los buenos resultados consiguieron impulsar las ventas, pero todavía faltaba hacer un verdadero auto de carreras. De ahí nacería el Proyecto XP-64, con Harley Earl (padre del Corvette), uniéndose a Zora Arkus-Duntov para su desarrollo. Compraron un Jaguar D-Type que les había superado en Sebring, pero en vez de usarlo como base, lo tomaron como inspiración. Comenzaron a hacer dos prototipos, una mula con apenas carrocería (The Mule) y otro terminado para la competición y exhibición que sería conocido posteriormente como Corvette SS (Super Sport).
En su creación se empleó un chasis tubular inspirado en el del Mercedes-Benz 300 SL, con una suspensión independiente, unos frenos de tambor muy avanzados para la época y una carrocería hecha en magnesio ligero. Decidieron mantener la característica parrilla del Corvette y un parabrisas mínimo hecho de plástico. A nivel mecánica, utilizaron el V8 de 4.6 litros que era estándar, pero con modificaciones para potenciarlo. De hecho, contaba con un sistema de inyección de combustible Ramjet también inspirado en Mercedes.
Gracias a los avances consiguieron un motor más liviano (204 kg frente a los 240 kg que pesaba el original) y potente, pues alcanzaba los 300 CV, nada mal para un vehículo de 839 kg en vacío. Iba ligado a una caja de cambios manual de cuatro velocidades y parecía listo para plantar cara a los autos de carreras europeos. Así que con el Chevrolet Corvette SS XP-64 completado y por los pelos llegaron a las 12 Horas de Sebring donde tuvo algunos problemas. A pesar de tener que retirarse en esa carrera queda la anécdota de que le dejaron a Juan Manuel Fangio el prototipo The Mule e hizo récord de vuelta.
Después de la carrera se reunieron para realizar las mejoras pertinentes. Tenían como objetivo hacerlo todo para poder llegar a las 24 Horas de Le Mans. Sin embargo, semanas antes la Asociación de Fabricantes de Automóviles (AMA) americana decidió retirar la financiación a la competición y se tuvo que poner fin al Proyecto XP-64. Eso se tradujo en una jubilación anticipada para el Chevrolet Corvette SS, cuyo potencial nunca se pudo comprobar. El prototipo The Mule serviría como base a otros proyectos posteriores como el Project XP-87 Stingray Racer.
El prototipo terminado siguió en manos de General Motors y sirvió unos años para fines promocionales, llegando a ser portada en varias revistas de renombre. Posteriormente pasaría a formar parte del Museo del Indianapolis Motor Speedway, donde se le hizo una completa restauración y se paseó por varios eventos. En años posteriores pasó por varios museos y exhibiciones, volviendo incluso a Sebring, el circuito que le vio nacer.
En 2025 fue la primera vez que se ofreció al público en una subasta de RM Sotheby’s. El Chevrolet Corvette SS XP-64. se vendió por 7.705.000 dólares (7,14 millones de euros al cambio) y batió un récord para este modelo.
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Fuente: noticias.coches.com