En ‘Need for Speed‘, en los zapatos del protagonista, Aaron Paul tuvo el placer de conducir estupendas monturas: un Shelby Mustang, un Koenigsegg Agera R o un Ford Torino clásico. Con este último tuvo una mala experiencia, aunque en la vida real.
La productora se lo regaló, pero por desgracia no lo tiene en su garaje por culpa de un supuesto mecánico, que le estafó y mucho. Tanto, que ha tardado en admitirlo.
«Era un estafador de primera»
Entrevistado por ‘Car and Driver’ en la Monterey Car Week, Aaron Paul ha hablado de sus experiencias con los autos en la pequeña y gran pantalla. No todas han sido buenas: se quedó atrapado en un maletero a pleno sol en el desierto rodando ‘Breaking Bad’.
Con ‘Need for Speed’ la cosa fue mejor, más allá de tuvo que aprender a conducir como un especialista para poder gobernar un Koenigsegg Agera R por exigencias del director. Bendito problema. Aunque siendo justos, los problemas llegaron después, tras el estreno de la película.
A Dreamworks se le ocurrió que los actores fueran a la alfombra roja con los autos más representativos de los personajes. Así que el bueno de Paul acudió al estreno como Tobey Marshall a los mandos de un Ford Torino GT del 69, con el que perpetra la primera carrera callejera. Tras la premiere, y para su grata sorpresa, le entregaron las llaves: «Me lo acaban de regalar, es increíble», comentó entrevistado allí tras bajarse del auto. Con su ya entonces preciado Torino, fue visto por la calle poco después.
El caso es que el de Idaho, pasado un tiempo, quiso sumarle algunas modificaciones, así que lo llevó a lo que el creía un mecánico afincado en Long Beach (California). «Era mi bebé y lo amo, pero ha estado en el taller durante casi tres años», explica. Durante ese tiempo estuvo desembolsando no poco dinero, pero el Torino nunca estaba listo.
Cada vez que se ponía en contacto con el taller para reclamar el Torino, el mecánico le sugería nuevos cambios. «Está bien. Bueno, estaba pensando, ¿qué te parece si le añades esto?», y así no pocas veces. Cierto es que Paul se dejaba convencer: «Sí, claro. ¿Por qué no?».
Pasados años de dejarse dinero en nuevas modificaciones que retrasaban la entrega del auto, a Aaron Paul se le acabó la paciencia. Ya fue tarde: el mecánico no respondía al teléfono ni tampoco le devolvía las llamadas. Así que se fue hasta Long Beach dispuesto a recuperar su Ford Torino del taller de una ver por todas. Pero no pudo encontrarlo.
Paul cuenta que poco después contactó con él otro mecánico, que ahora regentaba el taller (se entiende que le dio una dirección que no era). Este le comentó que el anterior mecánico había desaparecido. Es más, lo sigue estando años después: «Todavía no saben dónde está», afirma.
Paul explica en la entrevista que el supuesto mecánico era en realidad «un estafador de primera», ya que mientras Paul iba pagando supuestas modificaciones, el Torino estaba aparcado al aire libre sin recibir trabajo alguno. «Lo dejó a la intemperie sin cubrir durante tres años, y la pintura y los cromados estaban arruinados, y todo estaba en mal estado y oxidado».
Si bien no deja claro qué paso con el Ford Torino, se deduce que no lo tiene, ya que en la misma entrevista desvela que en su garaje tiene dos autos: un Shelby Cobra y un Mercedes EQS. El eléctrico es él y su familia suelen usar normalmente.
Se entiende que tras semejante experiencia y pérdida de dinero, inversión que no ha querido detallar, no quiso dejarse un dólar más en el Torino. Y es que por lo que cuenta habría necesitado un carísimo trabajo para que volviera a rodar, tras años parado y expuesto a las inclemencias del tiempo.
Fuente: motorpasion.com