El líquido de frenos es uno de los componentes del sistema de frenado del vehículo más fáciles de sustituir, pero también uno de los que con frecuencia más se pasa por alto, según indica Ferodo. A lo largo del tiempo, los conductores se pueden ir acostumbrando a un desempeño de frenada por debajo de lo óptimo, lo que conlleva descuidar todo el sistema, añade.
De esta manera, la firma resalta que los intervalos de cambio no deberían basarse solamente en el kilometraje (generalmente se sugiere una sustitución cada 40.000-80.000 km), sino que también se debe tener en cuenta la antigüedad.
Por tanto, es recomendable realizar una inspección cada dos años debido a la tendencia del líquido de frenos a absorber humedad, hecho que a su vez afecta a su rendimiento.
Para testar el estado del líquido de frenos, Ferodo recomienda comprobadores fiables, desechando los «‘tipo bolígrafo’ de bajo coste». Los comprobadores miden directamente el punto de ebullición calentando el fluido y generan resultados que se pueden replicar. Uno de los principales problemas con el líquido de frenos es el vapour lock(burbujas de aire en el circuito hidráulico), que puede ocurrir fácilmente durante el uso normal del vehículo.
El deterioro del fluido conduce, de este modo, a una reducción en su punto de ebullición. Esto produce peligrosas burbujas de aire dentro del sistema de frenado que pueden reducir la eficacia de frenado de pastillas y pinzas de freno.
Federal-Mogul Motorparts ha realizado pruebas técnicas sobre los tipos de líquidos más comunes, y sus resultados confirman un «rendimiento comprometido debido a la inestabilidad, especialmente a temperaturas extremas de frío y calor».
El fluido puede volverse demasiado aguado a altas temperaturas y casi «sólido» con temperaturas frías. Además, se ha encontrado un PH muy elevado en la composición de estos fluidos de freno, lo cual hace su acidez muy agresiva para los componentes del sistema de frenado, tanto para piezas de metal como de caucho.
Por otro lado, la marca señala que los intervalos de reemplazo vienen dictados por la cualidad higroscópica del fluido, que es su capacidad para absorber la humedad que puede originarse por el agrietamiento de una manguera de freno o por la propia degeneración normal de la calidad del fluido.
Finalmente, desde Ferodo aconsejan que, después de recorrer varios miles de kilómetros, conviene rellenar el nivel del líquido de frenos. Una ligera disminución de su nivel puede deberse a menudo al desgaste progresivo de las superficies de fricción del sistema de frenado (pastillas y discos), o es posible que parte del fluido se haya desbordado del depósito durante el reemplazo de una pastilla.
Además, el fluido derramado puede contribuir a la corrosión de determinadas partes del compartimento motor con las que pueda haber entrado en contacto. Asimismo, advierte que no se deben mezclar fluidos DOT3 y DOT4, basados en glicol, con fluidos DOT5, basados en silicona, ya que no son compatibles.
Fuente: infotaller.tv