Es el auto americano más caro de la historia
Si bien las primeras estimaciones de la casa de subastas Gooding & Company apuntaban a un precio superior a los 10 millones de dólares, lo cierto es que la cifra final ha superado con creces esta barrera. De hecho, este Duesenberg SSJ se ha vendido por 22 millones de dólares.
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Si el nombre de Duesenberg SSJ no te suena de nada es probable que sea porque solo existieron dos unidades de este modelo americano, y ambas se entregaron a dos estrellas de Hollywood de la época. El primero de ellos fue de Clark Gable y este que nos ocupa de Gary Cooper.
El actor, amante de los automóviles y especialmente de los más rápidos y deportivos, tuvo en su garaje esta bestia carrozada por LaGrande y equipada con un motor de ocho cilindros en línea con compresor y dos carburadores (J-563), cuya potencia superaba ligeramente los 400 CV.
Gracias precisamente al uso de dos carburadores, este SSJ -con batalla de 3,17 metros, recortada con respecto a los J y SJ- ofrecía una potencia unos 80 CV superior a la del SJ convencional, que ya era por entonces uno de los autos de producción más rápidos y potentes del mercado.
Considerado «el Duesenberg definitivo», el SSJ era capaz en 1935 de alcanzar 225 km/h, y se produjo por LaGrande en Connersville, Indiana. Ahora, la firma Gooding & Company lo saca a subasta en Pebble Beach y espera un precio que podría superar los 10 millones de dólares, es decir, alrededor de 8,5 millones de euros.
De Cooper a la colección Miles Collier
Tras unos años en propiedad del famoso galán del cine estadounidense, el Duesenberg SSJ pasó a manos de varios propietarios californianos, desde un joven millonario de 20 años de Los Ángeles a un diseñador industrial de San Francisco.
Ya en 1949 el coleccionista Cameron Peck de Evanston, Illinois, se hizo con él para después venderlo a otro famoso coleccionista, Briggs Swift Cunningham, un emprendedor y piloto de automóviles, que también compitió en regatas.
Durante años el SSJ fue una de las principales atracciones del museo de Cunningham en Costa Mesa, California, hasta que en 1986 otro ávido coleccionista y amigo conocido por tener uno de los mayores museos privados de automóviles, de nombre Miles Collier, adquirió el auto. Desde entonces el auto ha formado parte de su colección y es quien ahora lo vende a través de Gooding.
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Fuente: motorpasion.com