Metió su Dodge Charger en un garaje hace 30 años porque su mujer decía que hacía mucho ruido. Ahora tiene 96 años y lo ha restaurado para volver a disfrutarlo

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La pasión por el motor no entiende de edades. Pete, un entusiasta americano de 96 años, es la mejor prueba de ello. Es el propietario de un Dodge Charger V8 440 de 1968 y hace 30 años lo guardó en un garaje; desde entonces no lo ha tocado, ni siquiera ha ido a verlo de vez en cuando, ni mucho menos a arrancarlo, pero ahora ha decidido restaurarlo. Sí, cuando está a punto de cumplir 100 años.

El equipo de especialistas de Ammo Nueva York se ha encargado de devolver todo su esplendor a este muscle car de finales de los años 60, uno de los autos americanos más especiales de todos los tiempos, especialmente con el motor V8 de 440 pulgadas cúbicas de esta unidad, que tiene una cilindrada de 7.2 litros y desarrolla 431 CV.

Pete nació en 1929 y casi 100 años después ha vuelto a disfrutar del auto que compró de joven

Los chicos de Ammo han grabado en vídeo todo el proceso de restauración y también el momento en el que Pete abre el garaje para reencontrarse con su joya. Según dice, su mujer decía que el auto hacía demasiado ruido y por eso acabó guardándolo.

30 años después de meterlo ahí, el auto tenía una enorme capa de polvo, pero parecía estar en buen estado, al fin y al cabo, ha estado bajo techo todo este tiempo, si bien es cierto que fue complicado sacarlo de ahí y subirlo a la grúa porque los frenos estaban bloqueados y las ruedas no giraban.

Ya en el taller de Ammo, lo primero que se le hizo es una limpieza muy profunda, tanto por fuera como por dentro, lo que ahora llamamos detallado.

Como cuenta el detailer de Ammo, por dentro estaba en muy buenas condiciones porque las ventanas no sellaban bien y dejaron pasar algo de aire, y eso evitó que se formase moho. El mayor problema fue que había ratones en el maletero, pero con la limpieza se quedó todo como nuevo.

Después del detallado, Ammo restauró la mecánica del Charger y eso fue lo más complicado. Tuvieron que rehacer los carburadores, sanear fugas de combustible y repasar muy bien el sistema eléctrico hasta que el V8 consiguió arrancar. Por último, el Dodge Charger necesitó una buena puesta a punto de los frenos y un cambio de ruedas, con nuevas llantas incluidas, eso sí, muy parecidas a las que tenía antes.

Cuando Pete vio el auto completamente limpio y restaurado se emocionó nada más escucharlo. Enseguida se subió y lo arrancó para volver a escuchar el rugido del V8 y, por lo que se ve en vídeo, disfrutó como un niño pequeño del primer paseo en su viejo muscle restaurado, aunque lo tuvo que dar desde el asiento del pasajero porque su edad le impide conducir.

Imágenes | AMMO NYC (YouTube)

Fuente: motorpasion.com

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