El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado la imposición de un arancel del 25% a todos los automóviles y camionetas ligeras fabricados fuera del país. La medida, que entrará en vigor el próximo 2 de abril, tiene como objetivo incentivar la producción nacional y reducir el déficit comercial estadounidense. Trump, desde el Despacho Oval, ha calificado este día como el «Día de la Liberación».
Según el mandatario, la decisión busca fortalecer la industria automotriz local y fomentar el empleo en el país. «Si fabricas tu auto en Estados Unidos, no habrá aranceles», declaró Trump durante su discurso. Sin embargo, diversos expertos advierten que los consumidores serán los principales afectados, ya que el incremento en costos para las empresas importadoras se trasladará inevitablemente a los precios de los vehículos. Además, los nuevos aranceles de Trump también han comenzado a generar un efecto dominó en otras regiones.
El impacto en la industria del automóvil global…
La medida golpeará duramente a fabricantes extranjeros y a compañías estadounidenses con plantas en el exterior. México, Canadá, Japón, Corea del Sur y Alemania están entre los principales exportadores de automóviles a Estados Unidos. México, en particular, exporta cerca del 80% de sus vehículos al mercado estadounidense, lo que convierte al país en el socio más vulnerable ante esta decisión. La Unión Europea también está observando de cerca cómo estos aranceles podrían afectar la industria automovilística global.
Además, algunas marcas estadounidenses como General Motors y Ford tienen fábricas en México y Canadá, donde producen vehículos que luego importan a su propio país. Los fabricantes que dependen de componentes importados también podrían enfrentar problemas, ya que muchas autopartes cruzan las fronteras en distintas etapas de ensamblaje antes de llegar a las tiendas estadounidenses. Esto hace que la situación sea compleja, sobre todo considerando que Honda también está moviendo parte de su producción a EE.UU. para esquivar aranceles.
Consecuencias económicas y reacciones internacionales…
El anuncio ha provocado reacciones inmediatas en los mercados financieros. Las acciones de General Motors, Ford y Stellantis han caído entre un 4% y un 7% en las operaciones posteriores al cierre bursátil. Analistas advierten que el incremento de costos derivado de los aranceles podría resultar en un alza de precios de hasta 10.000 dólares por vehículo, dependiendo del modelo y del país de origen. La industria automovilística británica también está preocupada por el impacto que esto podría tener en sus exportaciones.
Desde Europa, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, expresó su rechazo a la medida y dejó abierta la posibilidad de tomar represalias comerciales contra Estados Unidos. «Los aranceles son impuestos: perjudican a las empresas y, aún más, a los consumidores», afirmó. Esto podría desencadenar una serie de reacciones económicas que afecten a ambas partes.
Por su parte, el primer ministro de Canadá, Mark Carney, calificó la decisión como «un ataque directo contra la economía canadiense» y anunció que su gobierno está evaluando respuestas adecuadas. Desde México, diversas asociaciones empresariales han advertido que estas tarifas afectarán gravemente al sector automotriz, uno de los pilares económicos del país. Las amenazas de Trump han puesto en jaque a la economía automovilística en varias naciones.
Una posible escalada en la guerra comercial…
El arancel del 25% forma parte de una estrategia más amplia de Trump, quien ha dejado claro que planea aplicar aranceles recíprocos a cualquier país que imponga restricciones a productos estadounidenses. Con ello, Washington busca presionar a sus socios comerciales para que eliminen barreras que, según la Casa Blanca, perjudican a los productos «Made in USA». En este contexto, la tensión entre EE. UU., la UE y Japón podría intensificarse.
Sin embargo, esta política también podría generar represalias por parte de otros países. La UE y Canadá han señalado que esperarán a conocer el alcance completo de las medidas antes de tomar acciones, aunque se especula que Bruselas podría aplicar su propio paquete de aranceles contra bienes estadounidenses en los próximos meses.
¿Qué pasará con los componentes de automóviles?
Uno de los puntos que genera más incertidumbre es el tratamiento que recibirán las piezas y componentes de automóviles importados. Actualmente, muchas partes cruzan las fronteras varias veces antes de ser ensambladas en un vehículo terminado. En algunos casos, un pistón o una transmisión pueden viajar hasta seis veces entre Estados Unidos, México y Canadá antes de llegar al producto final. Esto hace que la situación sea aún más complicada para fabricantes como Leapmotor, que buscan establecerse en mercados más competitivos.
Según la orden firmada por Trump, los aranceles del 25% se aplicarán directamente a los vehículos terminados, pero se prevé que también puedan extenderse a componentes clave como motores, transmisiones y sistemas de propulsión. No obstante, las autopartes que cumplan con los requisitos del T-MEC podrían recibir exenciones temporales hasta que el Departamento de Comercio implemente un sistema específico para gravarlas. En este sentido, la fabricación de autos en plantas de Fiat en Mirafiori podría verse afectada.
Impacto directo en todos los consumidores…
Uno de los efectos más palpables de la medida será el incremento de precios en los concesionarios. Los consumidores estadounidenses podrían ver precios más altos en los automóviles importados y también en aquellos producidos localmente, debido al encarecimiento de las cadenas de suministro. Se prevé que esta situación tenga un efecto adverso sobre la demanda, lo que podría limitar opciones para los compradores de vehículos eléctricos, como los que podrían fabricarse en Europa por Dacia.
Según estimaciones de la industria automotriz, el precio de un automóvil podría aumentar entre 3.500 y 12.000 dólares, dependiendo del modelo y del nivel de dependencia de piezas extranjeras. Esto afectará a millones de familias estadounidenses que buscan comprar un vehículo, limitando su capacidad de elección y encareciendo incluso modelos de bajo costo. En este contexto, Dacia ha confirmado un auto eléctrico económico que podría ser de interés para los consumidores.
Además, algunas marcas podrían verse obligadas a reducir su oferta de modelos importados, dejando a los consumidores con menos opciones en el mercado. En el caso de ciertos fabricantes, trasladar la producción a Estados Unidos no es una opción inmediata, ya que construir nuevas plantas de ensamblaje requiere una inversión considerable y un proceso de adaptación de varios años. Esta situación puede ser crítica para ciertas marcas que no cuentan con la infraestructura adecuada en EE.UU.
Un futuro incierto para la industria del automóvil…
Con la entrada en vigor de estos aranceles y la posibilidad de represalias por parte de otros países, la industria automotriz enfrenta uno de los mayores desafíos de los últimos años. Si las tensiones comerciales continúan escalando, es posible que los costos de producción y el precio final de los vehículos sigan aumentando, afectando tanto a fabricantes como a consumidores. En este contexto, el futuro de marcas como Tesla enfrenta dificultades, especialmente en un mercado europeo que está cambiando rápidamente.
El mundo observa con atención las reacciones de los socios comerciales de EE.UU. y la respuesta del mercado a esta medida. Sin duda, la decisión de Trump marca un nuevo capítulo en la política proteccionista de Estados Unidos, con consecuencias que podrían extenderse mucho más allá del sector automovilístico.
Fuente: actualidadmotor.com