El economista Francisco Faraco suele repetir una frase cuando se le pregunta qué pueden hacer los empresarios en Venezuela: «Aquí algunos tienen dos opciones: o se van a tiempo con algo de plata, o se quedan y lo pierden todo».
Pirelli parece haber optado por el primer camino y luego de una breve negociación, finalmente vendió sus operaciones al consorcio Sommers International, una entidad registrada en las Islas Vírgenes Británicas y que aparece como propiedad del empresario paraguayo-venezolano Carlos Gill Ramírez, presidente de la Junta Directiva de Corimon y propietario de la planta de cauchos Bridgestone-Firestone en Valencia, la cual adquirió, por cierto, en circunstancias también difíciles.
La accionista mayoritaria de la empresa de origen italiano, China National Chemical Corporation (ChemChina), venía evaluando las operaciones en Venezuela. En 2015, los antiguos propietarios ya habían desconsolidado sus operaciones en Venezuela, en función de que los malos resultados locales no tuvieran ninguna incidencia en el balance general.
La razón oficial de la salida es que Pirelli no puede sostener los nuevos gastos de nómina ocasionados por el incremento del salario mínimo ordenado por el presidente Nicolás Maduro. Debido a la desconsolidación de la operación, la venta no tendrá impacto en los resultados de Pirelli. El precio pagado por Sommers International no fue revelado.
Según el portal de la ONG The International Consortium of Investigative Journalists, la red global de más de 190 periodistas de investigación en 65 países que develó los Panama Papers, Sommers International Limited es una organización registrada en las Islas Vírgenes Británicas en 2010, y con sede en las Islas Caimán.
Carlos Gill Ramírez aparece como presidente y director entre el 1 de marzo de 2013 y el 15 de noviembre de 2015, mientras que Omar Enrique Pachecho Pernía, sigue listado como director y también es primer vice presidente de Corimon.
Según el comunicado de Pirelli, la negociación se hizo con «un grupo de empresarios de América del Sur», pero Sommers tiene el rol de «comprador». De esta manera, la operación de Pirelli se fusiona con la de Bridgestone y, según fuentes del sector, esta empresa tendría cerca de 70% del alicaído mercado de neumáticos en Venezuela.
El gran reestructurador
Odontólogo de profesión, Carlos Gill Ramírez tiene un largo historial de negocios en Venezuela. Según el perfil que traza sobre este empresario, el portal TalCual, Gill Ramírez maneja sus negocios desde República Dominicana. «Es propietario de la mayor productora de pinturas de América Latina y de uno de los principales ferrocarriles y dos medios periódicos en Bolivia, además de numerosas inversiones en diferentes países de la región».
Si algo parece caracterizar la estrategia empresarial de Gill Ramírez es comprar empresas en problemas para reestructurarlas, como hizo con Corimon. Su autobiografía en la red social LinkedIn, es elocuente:
«Desde 1996 Carlos Gill es presidente de la Junta Directiva de Corimón. Anteriormente ocupó altas posiciones de liderazgo en diversas instituciones, donde llevó a cabo exitosos proyectos empresariales de reestructuración y saneamiento de empresas, planificación estratégica, diseño e instrumentación.
Además del sector industrial, ha acumulado éxitos en los sectores Automotriz, Financiero, Seguros, Hotelero, Salud y Comercial.
Entre los principales logros están las reestructuraciones de Banco Unión, Mercedes-Benz Venezuela, C.A., Corimón, C.A., Banco Capital, C.A., Banco Canarias de Venezuela, C.A. y Bancentro Banco Comercial, C.A. (antes Banco Financiero).
Además de liderar las fusiones o adquisiciones de Banco Hipotecario Oriental, C.A.; Interbank Banco Universal, C.A. y Miranda EAP; Banco Hipotecario Venezolano; Banco Canarias de Venezuela, C.A. y La Margarita EAP; General de Seguros, C.A.; Seguros Bancentro, C.A.; Seguros Los Andes, C.A.; Seguros Sofitasa, C.A.; Nuevo Mundo Banco Comercial».
Así que con Pirelli parece estar en un terreno conocido, aunque los resultados de algunos de los procesos de reestructuración en los que Gill se ha involucrado no han ido por buen camino, como el caso de Banorte, una entidad que terminó liquidada por el gobierno, pero no bajo su administración.
Con Bridgestone Venezuela tampoco las cosas han sido muy auspiciosas. En marzo pasado, la planta estuvo paralizada por un conflicto laboral por problemas relacionados con la negociación de condiciones de trabajo.
El conflicto se desató porque el Fondo Nacional del Transporte (Fontur), del cual la planta es proveedora, no había pagado los neumáticos que la empresa le había vendido en 2017, de manera que Bridgestone confrontaba problemas de flujo de caja.
En ese momento, Bridgestone Firestone era la única planta que decía tener materia prima para producir durante el 2018, e incluso el primer trimestre del 2019, en un horario de miércoles a viernes. La empresa había estimado sacar entre 2.500 y 3.000 unidades por día, cifra que equivale a 30% de la capacidad de la compañía, que antes sacaba al mercado 9.000 piezas diarias.
A la luz de la compra de Pirelli, parece que esta situación ha cambiado.
Fuente: producto.com.ve